martes, marzo 23, 2010

Liturgias sueltas [2002-2005]

Thomas Caravaggio: "The Incredulity of St Thomas", 107 x 146 cm, Oil on canvas, 1602


David ESCOBAR GALINDO

1

En esta hora de la historia
todos parecen querer olvidarse para siempre
de que la historia nunca ha dejado de ser
un mitin de niños descalzos.
Y paralelamente,
cualquier forma de amor
lleva de pronto los días contados
en el ábaco de ceniza.
Para colmo,
la globalización tiene un sinfín de muñecas Barbie
listas para repartirlas en los suburbios de su propia inclemencia,
y los dioses del Nuevo Orden
gesticulan desde sus calaveras de chocolate inmemorial.
Todo esto lo dejo dicho antes de volver a soñar entre las sábanas
donde comparto el desvelo con el amor feliz.

2

Aunque no lo sepamos,
tenemos un correo electrónico secreto,
que nos permite comunicarnos con la familia
que nunca quisimos perder.
Con el padre providencial.
Con la madre voladora.
Con los hermanos navegantes.
Con los abuelos infinitos.
Con los primos imaginarios.
Y los poetas lo usamos cada día,
para entendernos con la celebridad de la memoria
sin tener que acudir al diván del analista;
pero por las noches
recuperamos la libertad de ser ilusos y fragantes,
y nos desentendemos del conglomerado familiar
para poder enviarle fervorosas epístolas en blanco
a la mujer de nuestros sueños.

3

Vivimos en un país
donde la primavera tiene mil años
de estar sometida a las violencias intrafamiliares
entre el invierno y el verano.
De ese caótico triángulo de amor y odio
nacen de seguro nuestras más animadas obsesiones.
Por alguna genética razón que no tiene sentido
el poeta que soy ha estado viendo desde su atalaya
en el torreón de la nostalgia
esos juegos agónicos.
Y de pronto subiste tú, doncella de espuma,
vestal de la llama silvestre,
trayéndome en una bandeja de plata remota
las obras inocentes del maíz y la miel.
Y entonces comprendí con nitidez reverencial
que vivíamos en otro país, que es exactamente el mismo,
en el que la perpetua y liberada primavera
eres tú.

4

Agota de veras la realidad de cada día.
Al volver a casa, ¿quién no quisiera desprenderse de todo lo visible?
Olvidar por unas horas los gestos y las ansiedades,
los expedientes y las incongruencias;
dejar atrás, muy lejos, los basureros improvisados en las esquinas,
las manchas de la contaminación en los ojos de las estatuas inexistentes,
las hojas muertas en los tragantes,
las abundacias mentirosas de la propaganda,
las amenazantes espesuras del miedo electoral,
y entrar en un reino sellado
donde todo sea plenitud aromática.
Ésa es nuestra consigna.

5

El milenio es esta indumentaria
que se resiste a entrar en el depósito de la ropa interior.
Lo dejamos, pues, colgado en el armario,
como las ropas que languidecen durante el invierno,
mientras los dueños de la casa nos dedicamos a las tareas
de la encendida intimidad.
Volverá alguna vez el lucero del alba,
y se asomará a contemplar nuestras proféticas respiraciones,
verá que somos un solo cuerpo con dos sombras,
dos manantiales en una sola fuente,
y hará que el día pierda el miedo
a penetrar en nuestros aposentos mitológicos,.
porque sólo tú y yo sabemos
que el milenio fastuoso está colgado en el armario.

6

Escribo en tu espalda el poema de Job,
para poder descubrir en tu pecho las resonancias del Eclesiastés.
Ese es el tema de nuestro tiempo
convertido en estricta convicción amorosa.
Yo estoy constitutivamente listo
para enfrentar los desafíos de la perplejidad sobrenatural,
pero eso no resuelve ninguno de nuestros espejismos existenciales;
por el contrario, la urgencia
de ser y conspirar
me induce a escribir en tus manos los salmos de David
para oír cómo vibran en tus sienes los cantares de Salomón.

7

Cuando vuelvan los alquimistas
ya los pobres no tendrán oficio ni beneficio,
al menos en nuestra casa,
donde la piedra filosofal
vive dormida en la gaveta de los pañuelos.

8

Alguna vez el tiempo se animará a deshacerse de la máscara,
dejará olvidado sobre la repisa su valijín de velos multicolores,
no volverá a hablar más de las novelas rosas del Primer Mundo,
ni del fin de la Historia ni del principio de la Prehistoria,
ni de las nalgas figurativas de JLO,
ni del prepucio sonambúlico de Antonio Banderas,
alguna vez el tiempo se pondrá a pensar en serio sobre los juegos de la vida,
botará a la basura su colección de fármacos,
no querrá convencernos de nada,
saldrá a pasear por su cuenta mientras nosotros florecemos en paz,
de vuelta a nuestra originaria condición de seres libres de pecado,
porque todos los pecados son malicias del tiempo,
la salvación está en quedarnos solos,
al fin solos.

9

Hemos visto caer la tarde sobre el rumbo de las praderas invisibles,
mientras Nina Simone restriega dulcemente su blues más pudoroso
sobre el pubis hirsuto del primer ángel que sale a recibirla,
¿Quiénes somos nosotros para interrumpir este concierto entre la diva y el ángel,
en un lugar perdido en el Mediodía de Francia?
Tomados de las manos suplicamos la venia:
--¿Permites Nina que nos sentemos a reposar sobre la hierba
en tanto tú dejas que la brisa del sur inmediato y sutil
suelte un chorrito de azúcar en tu tazón del lejanísimo y profundo sur?

10

No repitan nunca más
que el amor es una especie en vías de extinción,
muerte anunciada para quien propale esa especie apocalíptica,
condenación eterna para los agoreros de la sequía emocional.
Vivimos en las vísperas del remoto Paraíso,
y aunque no haya Dios que nos aguarde nosotros somos dioses,
habitantes de la búsqueda,
perseguidores de mariposas subterráneas,
idólatras en constante profesión de fe,
amorosos sin duelo,
fieles provocadores del enigma,
y todo esto lo aprendimos
compartiendo almohada desde el principio de los tiempos.

11

Según pintan las cosas,
el oficio de ser ha dejado de ser oficio
para convertirse en juego de azar.
Y siendo así, podemos darnos el lujo de salir esta tarde
a revisar nuestro inventario de hojas secas
en el parque de la memoria,
donde tenemos nuestro aleteante casino privado
desde que el tiempo es tiempo.

12

Después vendrá una época de renovadas abluciones,
al menos es lo que anuncia la estadística privada de los profetas.
Deberíamos ser fieles a esa fe,
arrodillarnos cada día ante el altar de lo celeste imaginario.
¿Qué nos cuesta?
El Paraíso es una página vuelta al revés:
en ella han escrito las abejas posibles su cultura mesiánica.
Deberíamos agradecerlo con reciprocidad de buenos vecinos.
La ventana abierta todo lo puede.
No tenemos nada que esconder,
somos titulares de una memoria reeditada cada mediodía,
y con eso tenemos suficiente;
lo demás es piel que salva,
humedad que transfigura,
sueño que respira por nosotros
y por nuestras proezas de catequistas desterrados
a su propia tierra de promisión.
Aleluya.

13

La cultura nos ha vuelto feroces y viceversa.
El destino nos tiene en guerra con sus negaciones, ¡viva Santo Tomás aquinatense!
La Providencia se ha quedado dormida en la última mesa del Bar Apocalipsis.
La imaginación al poder, repite el eco por los túneles minados de la caverna de Platón.
La verdad padece Mal de Alzheimer desde que el tiempo es tiempo.
El alma universal sigue paseándose por las viejas rúas de París con aire de travesti.
La globalización os hará libres, clama el último mohicano en un hueco de la capa de ozono.
Pero nada de eso nos asusta.
Tenemos el poder de leer en los reversos de la página, todos ellos en blanco.
Despertamos entre las sábanas cuando ya el sol hizo cuentas alegres.
Y podría ser cierto que somos los argonautas postreros de la prehistoria.

14

Todos los desiertos llevan a Roma.
Todos los caminos conducen al oasis.
El Consejo de Seguridad es una mesa vacía.
La Última Cena es una multitud soñolienta y magnánima.
Estamos solos en la galaxia.
Estamos acompañados en el cuarto de al lado.
Nadie sabe qué vendrá después de la Tercera Guerra inconsumable.
Nadie ignora que los sueños tecnológicos tienen al fondo una sinfonía de aullidos.
El Bien está de fiesta.
El Mal está de fiesta.
Todas las memorias conducen a alguna de esas fiestas.
Todas las premoniciones conducen a alguna de esas fiestas.
Muestre la invitación antes de entrar.
Después del 11-S y del 11-M se impone registrar a los ausentes.
Dios en cuenta.

15

Desde el ventrículo izquierdo de la razón
se oye a lo lejos descender el arroyo manso de las vigilias presocráticas.
El ser ha nacido sin desprenderse de la placenta del pensamiento.
Ficción perfecta.
La mariposa emerge llevando a cuestas su crisálida.
El ser y el pensamiento se auxilian mutuamente en la disputa con la Providencia.
Esto pasó entonces, cuando los días tenían confianza con los siglos,
y la memoria se bastaba a sí misma con el derecho a reinventarse.
El ser y el pensamiento se quedaron allí, vegetando en su místico desierto.
Acompañados por la desnudez.
Aprendices de magos.
Trotamundos inmóviles.
Esperando que Dios les otorgara aunque fuera una laptop desechable.
Seguros de ganar la batalla final.

16

La negación me salva de estar ausente. Enciendo
la linterna mágica
para cruzar el puente entre el tiempo y el espacio. Nada
entonces me detiene: voy de paso,
como los buhoneros trashumantes.
--Froilán se llamaba aquel que más recuerdo,
o quizás no recuerdo ni siquiera su nombre--,
y de pronto la música de las lejanas sierras coronadas de pinos
entra por la cocina de ladrillo ahumado
donde los campesinos inventaban a diario sus guitarras.
Lo dicho dicho está,
y se queda colgado de la rama más baja del amate:
la afirmación me salva de estar presente. Y eso basta
para que la linterna mágica se vuelva una feliz lámpara Coleman.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito mi onanismo masoquista de mi parafilia voyeurista.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.